Frase del día

"Un peón aislado dispersa tristeza por todo el tablero" (Savielly Tartakower).

13 septiembre 2010

Desempolvando el armario.

La verdad, siempre pensé que inauguraría un hipotético blog con algún ingenioso poema de mi autoría, o un cuento... o lo que fuese. Sin embargo, me planto como una nena de yingo ante la pantalla sin nada muy convincente que poner (cosa bastante triste si se mira de lejos). No obstante, puede que el reproductor windows media me ayude en esta ocasión.

Resulta ya autoevidente que mi obsesión por el tío Piotr Ilich llega a niveles un tanto patológicos: ya no sé si el hecho de repetir tantas veces un mismo plato sin hostigarme pueda esconderse tras la prefabricada frase "¡pero si me gusta la wea!". Supongo que influye un tanto el cómo el ruso éste ha marcado en buena parte el pulso de mis últimos años (para bien o para mal).

Como sea. La cosa es que hace poco pude encontrar finalmente una de esas típicas realizaciones que el tiempo se traga sin respeto alguno. Hablo de la Sinfonía Manfred (poema sinfónico inspirado en la obra de Byron). No puedo negar que siempre me causó una sospechosa extrañeza que no estuviese numerada como el resto de las composiciones de esa naturaleza, pero probablemente lo que más me afectó fue que no pude encontrar referencia alguna de dicha obra. Una vez más parecía atrincherarme en la frustrante idea de que el Cascanueces y el Lago de los Cisnes se habían llevado todo el crédito...

¡Gran alegría imaginarán, mis pequeños druggies, cuando finalmente encontré una versión de este seudo eslabón musical perdido! Ya se me iba olvidando qué era no sentir la gravedad...

http://www.youtube.com/watch?v=KBM2ectMwck&feature=related (al menos ver desde el 2:07 en adelante).

Googleando descubrí que esta "sinfonía" no se interpreta en la práctica debido a (i) la dificultad indiscutida de la misma y (ii) por la poco homogénea apreciación de la misma (las posturas más "suaves" al respecto la catalogan como la gran obra maestra de Tchaikovsky o como una soberana lacra inconsistente).

La verdad, esa suerte de "pluralidad" de criterios me importa una real mierda: no puedo no emocionarme con    la emotividad del primer movimiento... ¡para qué hablar del orgasmo múltiple que me provoca el cuarto! Pareciera que la fuerza que se mueve por la partitura te hará intocable, o mejor aún: sublime.

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